El
tratamiento para este tipo de pacientes varía mucho de un individuo
a otro. Hay que tener en cuenta multitud de factores como la etapa,
órganos afectados y/o la opinión del paciente. En una primera
aproximación se puede plantear una cirugía para aquellos casos en
los que se sufre aplastamiento de vértebras. Después existen
multitud de medicamentos y terapias dirigidas a atenuar los síntomas
de la enfermedad. Entre ellos podemos mencionar:
- Esteroides y corticoesteroides: consiste en altas dosis de prednisona, metilprednisona o dexametasona. Especialmente indicado para pacientes que no toleran la quimioterapia o que han tenido una recaída
- Quimioterapia: uno de los fármacos más empleados en estos casos es el melfalán.
- Radioterapia de urgencia cuando se sospecha de posibles fracturas vertebrales.
- Nuevos medicamentos:
- Talidomida: inhibe la formación de vasos sanguíneos, angiogénesis, y por lo tanto, limita el crecimiento del tumor.
- Lenalidomida: activa células del sistema inmune como son las células NK y las T.
- Bortezomib: inhibe la acción del proteosoma (estructura que elimina proteínas defectuosas). Tienen un mayor efecto sobre las células cancerosas que las células normales.
- Trasplante de células madre: autólogo (del propio paciente) o alogénico (de un donante). Ayuda al paciente a recuperarse tras un tratamiento agresivo como la quimioterapia.
Es
muy común en este tipo de pacientes que tengan diferentes
enfermedades óseas como hipercalcemia u osteoporosis, por ello se
emplean bifosfonatos, capaces de bloquear la degradación de los
huesos. También es común alteraciones renales y dolor, para ello se
recomienda el uso de analgésicos no AINEs y una plasmaféresis de
ser posible. Otro signo habitual es la anemia para lo que se receta
eritropoyetina. Por otra parte, estos pacientes suelen tener las
defensas bajas por lo que se realizan tratamientos con
inmunoglobulinas intravenosas.
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