Para detectar y diagnosticar este tipo de cáncer, se utilizan pruebas y exámenes que examinan el encéfalo.
Para comenzar, se realiza un examen físico y se revisan los antecedentes del paciente. En el examen físico se utiliza para ver el estado general del cuerpo y detectar cualquier masa que parezca anormal.
También se puede realizar un examen neurológico, en el que se hacen una serie de pruebas y preguntas para revisar el funcionamiento del encéfalo, de la médula y de los nervios, así como también el estado mental, la coordinación, los reflejos...
Una de las pruebas que no se realizan a todos los pacientes es la resonancia magnética con gadolinio, en la que se usa un imán y ondas de radio para crear una imagen del encéfalo con un material de contraste, el gadolinio. Este se acumula alrededor de las células cancerosas.
Para diagnosticar ciertos tipos de gliomas de tronco encefálico se realiza una biopsia. Para esto se extrae una parte del cráneo y se usa una aguja guiada por ordenador para extraer una muestra, la cual se analizará y, si es cancerosa, se extraerá la mayor cantidad de tumor posible en la misma cirugía.
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