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viernes, 9 de noviembre de 2018

Diagnóstico del cáncer de útero o endometrio


Para diagnosticar el cáncer de útero o endometrio, en primera instancia, se valoran los antecedentes, edad, signos y síntomas, así como otros factores de riesgo. Luego, se puede pasar a un examen pélvico, en el cual el facultativo palpa la zona uterina en busca de bultos o alteraciones. La prueba de Papanicolau también nos puede servir para detectar este tipo de cáncer, en ciertos casos. Una prueba sencilla que se puede realizar también es el análisis de sangre. Este tipo de cánceres suelen producir sangrados, por lo que un positivo en anemia podría considerarse un pequeño indicio de este tipo de cáncer. También con el análisis de sangre podemos ver si existen niveles elevados de CA 125, una sustancia indicativa de que se ha producido una propagación de células cancerosas fuera del útero. Cabe señalar que estos análisis de sangre, de por sí, son insuficientes para el diagnóstico y se deberán realizar más pruebas para su posible confirmación posterior.

El diagnóstico definitivo nos lo da... 
la biopsia, es decir, la toma de una muestra de tejido, que posteriormente será analizada por un patólogo, el cual nos dará el resultado final del diagnóstico o nos indicará si es necesario realizar más pruebas. Existen tres formas de obtener una muestra para diagnosticar este tipo de cáncer:

  • Biopsia endometrial: se introduce un tubo flexible pequeño hasta el útero y por aspiración se extrae una pequeña muestra. El dolor se puede aliviar con algún AINE.
  • Histeroscopia: el mismo procedimiento que el anterior pero con una lente, para que el especialista pueda observar el útero y conseguir una muestra más representativa. De esta forma se pueden identificar mejor las zonas más alteradas y extraer de ahí la muestra. Además se añade una solución salina en el interior del útero para hacer contraste y así poder visualizar mejor las estructuras.
  • Dilatación y raspado (D&C, en inglés): es una pequeña cirugía que se utiliza cuando la muestra extraída anteriormente era insuficiente o no ha arrojado resultados concluyentes. En esta prueba se dilata el cuello del útero y se realiza un raspado de la pared del endometrio. Este procedimiento es más invasivo que los anteriores por lo que requerirá una anestesia mayor. Además se puede combinar con la histeroscopia.

También puede extraerse una muestra de tejido mediante cistoscopia (transvaginal) o proctoscopia (rectal) para ver si el tumor se ha diseminado a la uretra y vejiga.

Una prueba de imagen sencilla que ayuda mucho a diagnosticar este tipo de cánceres es la ecografía transvaginal o TVUS (por sus siglas en inglés). Consiste en utilizar los ultrasonidos para visualizar con más detalle los tejidos del útero. Por ejemplo, se puede observar si existe un grosor del endometrio anormal, lo cual es indicativo de cáncer. A veces se combina con solución salina para dar mayor claridad a las imágenes, originando lo que se conoce como histerosonograma.

Si se sospecha de metástasis existen otras pruebas de imágenes que resultan muy útiles como:

  • Radiografía de tórax, si se sospecha propagación a los pulmones.
  • TAC
  • PET
  • MRI

Más información en ACS, Clínica Mayo y ASCO.