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sábado, 24 de noviembre de 2018

Farmacoterapia del dolor oncológico

Hoy hablaremos de cómo lidiar desde el punto de vista farmacológico con el síntoma más temido en el paciente oncológico, el dolor.

Diversos estudios han demostrado que la mitad de los pacientes con dolor reciben un analgésico inadecuado. Aproximadamente uno de cada cuatro fallecidos mueren a causa del dolor y el 35% de los pacientes lo manifiestan. 

  • Analgésicos no opioides: Son un grupo amplio de medicamentos químicamente heterogéneos, los cuales tienen una dosis máxima por encima de la que no se consigue un mayor efecto (paracetamol, ácido acetilsalicílico, ibuprofeno, naproxeno, metamizol...)
  • Analgésicos opioides débiles: Pueden ser preparados de formulación única y simple, de liberación retardada o en combinación fija con analgésicos AINE (codeína, dihidrocodeína, dextropropoxifeno y tramadol)
  • Analgésicos opioides potentes: La elección común es la morfina por su eficacia y por todos los conocimientos de ella y sus aplicaciones. Puede ser sustituída por la metadona en pacientes que no la toleren. (fentanilo, oxicodona, buprenorfina)
  • Coadyuvantes analgésicos: Son capaces de aliviar tipos específicos de dolor oncológico resistentes a los fármacos anteriores. Lo que hacen es potenciar la acción e incrementar la eficacia analgésica (antidepresivos, anticonvulsivantes, neurolépticos, ansiolíticos, corticoides).
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