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martes, 13 de noviembre de 2018

Diagnóstico glioblastoma




El primer paso, en general, suele ser un examen neurológico en el cual se realizan al paciente una serie de pruebas para testar sus propiedades psicomotrices, vista, fuerza y audición. Cualquier anormalidad podría ser considerada como indicio de tumor y, por lo tanto, se procedería a llevar a cabo más pruebas diagnósticas.
Así, el siguiente paso serían las pruebas por imágenes. Muchas veces con una RM (funcional, por perfusión o espectroscópica) ya se puede diagnosticar el tumor. En otras ocasiones puede ser necesario un TAC (ver imagen), un TEP con metionina o FDG, o una angiografía. Generalmente se emplean medios de contraste como el gadolinio para el RMo el yodo para el TAC.
Es normal que con una RM sea suficiente, pero con esta prueba no vemos tan bien las estructuras óseas alteradas o las hemorragias hiperagudas como en un TAC. Además la RM presenta incompatibilidades para pacientes con marcapasos o prótesis. Aunque, por otra parte, la RM ofrece muy buena calidad para observar los tejidos blandos. Así que la decisión de optar por una vía u otra, quedará a entendimiento entre el paciente y el facultativo.

Finalmente, el diagnóstico definitivo se realiza por biopsia. Ésta se puede hacer a través de una cirugía, craneotomía, o introduciendo una pequeña aguja en un pequeño orificio en el cráneo, con una cámara guiada por RM o TAC en lo que se conoce como biopsia estereotáxica (menos invasiva). En el laboratorio se analiza el tejido para reconocer marcadores tumorales como: mutaciones en el gen IDH1 e IDH2, codeleciones cromosómicas 1p19q y metilaciones del promotor MGMT.
Otras técnicas son el análisis de plasma y sangre, la punción lumbar y el análisis de orina.

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