- Orquiectomía inguinal radical: se realiza una incisión inguinal a través de la cual se extrae el testículo y el cordón espermático.
- Disección del ganglio linfático retroperitoneal: cuando existe cierta diseminación se pueden extirpar los ganglios linfáticos adyacentes, con cuidado de no dañar los nervios de alrededor. Esta operación suele durar bastante y requiere de la intervención de especialistas con experiencia. Se puede hacer antes o después de la orquiectomía.
- Cirugía por laparoscopia
Si
existe cierta propagación del cáncer se emplean otras técnicas
como radioterapia o quimioterapia (se emplean medicamentos como
cisplatino o bleomicina, entre otros).
En
aquellos casos en los que el cáncer es recurrente se suele
incrementar la dosis de la quimioterapia, combinada con trasplante de
células madre procedentes del propio paciente. Este tratamiento
presenta cierta eficacia aunque suele ser bastante costoso.
Por
otro lado, los efectos secundarios de la cirugía incluyen cansancio,
pérdida de masa muscular (que se puede compensar con suplementos de
testosterona). Cabe señalar que a pesar de la cirugía, el hombre
sigue siendo capaz de mantener una erección o tener relaciones
sexuales. Solamente si se extirpan los dos testículos el paciente
quedaría estéril. Después de la cirugía se puede plantear la
opción de la prótesis de testículo.
En
el caso de quimioterapia y radioterapia los efectos secundarios son
los típicos de náuseas, vómitos, diarrea, cansancio, pérdida de
apetito, caída del cabello, etc. A pesar de estos efectos colaterales la tasa de supervivencia en los primeros cinco años es bastante elevada, 96´1% para etapa II.
ACS
Mdsaude
Guía clínica sobre el cáncer de testículo, Asociación Española de Urología
ASCO