Hay dos modos de tratar este tipo de cáncer, mediante tratamientos locales y mediante sistémicos.
Los primeros tratan el tumor sin afectar al resto del cuerpo, más útiles en etapas tempranas, las cuales incluyen la cirugía (nefrectomía radical o parcial, linfadenectomía regional, extirpación de las glándulas suprarrenales...) la ablación del tumor mediante crioterapia, radiofrecuencia o embolización arterial y radioterapia.
Los segundos son medicamentos administrados por vía oral o intravenosa, las cuales afectan a las células cancerosas a través de todo el cuerpo.
Esto se puede lograr mediante medicamentos que afectan a los cambios genéticos y moleculares que causan el cáncer, mediante inmunoterapia estimulando citocinas (IL-2, Interferón alfa...) e ihibidores de puestos de control inmunitarios, y, por último, mediante quimioterapia.
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