Los
más común para detectar si un paciente padece de cáncer de lengua
es realizar una exploración física en busca de masas, ganglios
linfáticos inflamados o cualquier anormalidad. Se puede realizar una
endoscopia para ver mejor la cavidad bucofaríngea y observar la
posible presencia de tejido canceroso. Por otra parte, se puede
realizar una citología exfoliativa (o cytobrush) raspando con un hisopo las
cavidades de la boca y lengua. Así se toma una muestra que después
será analizada por un patólogo en laboratorio. De la misma forma
también se puede extraer una pequeña muestra de tejido, lo que
sería una biopsia. Generalmente, ésta se obtiene mediante una
endoscopia o laringoscopia.
Otras
pruebas que nos pueden dar pistas de la presencia de cáncer son un
análisis de sangre exhaustivo, una prueba del VPH (que se considera
factor de riesgo), un TAC o un TEP.
Es
recomendable realizar un diagnóstico temprano ya que el cáncer de
lengua suele evolucionar a cáncer bucofaríngeo, es decir, se
extiende y acaba afectando al resto de la cavidad oral y faringe.
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